Patricia Galligo, psicóloga y psicoterapeuta, reflexiona sobre el concepto de "educar para el éxito" frente a "educar para la felicidad". Sostiene que, en la sociedad actual, el éxito se asocia erróneamente con logros materiales y profesionales, pero el verdadero éxito radica en la aceptación de nuestra imperfección y vulnerabilidad. Critica la presión que enfrentan los jóvenes por alcanzar estándares inalcanzables, promoviendo la importancia de cultivar relaciones auténticas y construir una vida equilibrada. Propone que los padres deben educar a sus hijos en la aceptación de los límites personales, apoyándolos en su crecimiento y aprendiendo a manejar la frustración. Al final, destaca la importancia de tener un espacio seguro y ser conscientes de nuestra humanidad imperfecta para alcanzar la verdadera felicidad.