Tomás Melendo reflexiona sobre la educación y la importancia de la tolerancia a la frustración en el contexto familiar. Destaca que los padres deben ser responsables de la formación del carácter de sus hijos, promoviendo su autonomía y enfrentamiento de retos, en lugar de sobreprotegerlos. Critica la tendencia actual de evitar que los hijos enfrenten dificultades, lo que les impide desarrollar virtudes esenciales como la templanza y la fortaleza. Resalta que el objetivo final de la educación es formar personas capaces de amar, ya que la felicidad depende de la capacidad de amar bien, más que de lograr el éxito o el bienestar material.
Carácter, frustración, educación, forjar el carácter, Tomás Melendo